Fofi Carlos ya no era tan joven como se recordaba, al parecer su imagen mental no correspondia a la de reflejaba el espejo.
Había acciones a diario que ella trataba de omitir, que revelaban su verdadera edad:
- empezó a comprarse pantalones de vestir y unos zapatos (con una horrible protuberancia a la altura del empeine que lastimaba) con tacón.
- comenzó a ver en las tiendas zapatos de tipo oficinista, no se emocionó, ni revisó ningún par de tennis.
- para salir a comer uno debía preguntarle en cúal de sus trabajo estaría y si tendría tiempo para ir a comer.
- Lo más significativo, empezó una dieta y se metió al gimnacio.
Pero todo esas acciones fueron consecuencia de muchos años, además no fueron tomadas de repente, sino que poco a poco, casi imperseptible para la gente ajena y exterior a su vida.
Sin embargo, hubo algo que le delató la edad, casi que la agradecio. En el afán de rematar bien un viernes cualquiera, decidió hacerse acompañar a ese bar que tantas veces había visto, pero al que nunca había entrado. Resulto ser una lugar abierto, con chicos entre 16 y 21 años, donde los meseros todavía te coquetean, los baños tienen a chicas vomitando y los más sorprendente: te dan la cerveza en vaso de plástico.
En el estadio se entiende, por que es disposición oficial, en una fiesta se entiende, por que nadie va a lavar, pero en un bar????????, pues si, así de preparatoriano era el lugar. La cantidad de tiempo que tenía de no aparecerse por esos lugares y cuanto agradecia que sus años le confirieran cierto refinamiento o gusto por el vidrio.
Solo falta que empieze a salir con chicos más jovenes que ella para que le regresen la juventud
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