viernes, noviembre 15, 2013

Peluchino I

Mi perrito aquí en París en un "bichon maltais de poil longue" con pasaporte francés y registrado en la prefecture de police con el nombre de "Bilbo bobazo", el bobazo se lo ha ganado a pulso, peor para efectos practicos le llamaremos Pelu.
Yo siempre he sabido que soy una persona de perros o de hurones, pero en definitiva no de gatos. Para empezar, los gatos me causan alergia, además de que no soporto los arañazos. Los peces me causan claustrofobia y se me hacen de lo más aburridos. Mi pelu fue un perro muy deseado, tanto que no ha salido volando por la ventana a pesar de ser, como dirían los españoles "tonto del culo", es decir que tiene un grave problema con el pequeñísimo detalle de donde hacer pipí y popo.
Lo anuncio una mujer en internet cuando iba a cumplir 3 meses y era un bolita de pelos muy tierna y boba, actualmente es un manojo de pelos que llora si no lo dejo dormir conmigo, que le ladra a cualquiera que me habla fuerte o hace ruidos fuertes cerca de mi y que me aúlla para que lo saque a pasear aunque este lloviendo.
Esta entrada es un poco boba, tanto o más que mi perro, pero la verdad es que solo necesita un lugar para plasmar que ese pequeñín es mi familia aqui, mi antidepresivo, mi caballero en correo y uno de mis bobos favoritos.

jueves, noviembre 14, 2013

Autoexiliarse I

Al comenzar este post, se que no será el único sobre este tema.
El exilio es separar una persona de la tierra donde vive, por lo menos así lo describe la RAE. El autoexilio es cuando uno mismo es esa persona que nos separa de la tierra donde vivíamos.
No es fácil y no siempre somos consientes de todo lo que dejamos cuando nos vamos, es decir, la familia, la comida y los amigos son las cosas más evidentes, y que desde un primer momento se echan en falta, pero poco se habla de la vida cotidiana, de la rutina y de esas formas de vida tan peculiares que solo somos capaces de llevar en nuestro propio país.
El primero en decirnos que nos estamos autoexiliando es el inconsciente a través de los sueños, aunque cuando estamos despiertos busque incansablemente referentes que nos recuerden a casa. Un mes o dos meses después de llegar aquí, recuerdo haber soñado con la cd. de México, pero la ciudad que estaba en mis sueños tenía rasgos de calles parisinas y edificios Haussmanianos. Ahora ya no estoy segura de en que país se desarrollan mis sueños la mayor parte del tiempo, a veces se que es México, otras en Bélgica, a veces en París, me encanta cuando sueño estar de nuevo en Turquía, por que generalmente me sueño frente al Mediterráneo. La mayoría creo que es en un limbo geográfico lleno de reminiscencias arquitectónicas de muchos otros lugares.
Sobre el idioma en que se habla en mis sueño... bueno eso es para otro día.