martes, agosto 11, 2009

Pisadas



No me gustan las pisadas pastosas, esas que son pesadas, cansadas, sin ritmo y que solo denotan la pocas ganas de separar los pies del suelo.
Quizá por eso me gustan los tacones de aguja, por que cuando uno los sabe usar, debe llevarlos con cadencia: una mezcla de ritmo y equilibrio. Cada paso con ellos es firme, alertan de su paso por el mundo.
Aúnque las zapatillas deportivas también pueden ser sigilosas, agiles, sirven para el acecho y en mi caso, jamás saben estar sin echarse a correr. Se amoldan al pie y lo conducen con velocidad y precisión.
Pero que pasa cuando te encuentras en una multitud que te obliga a ir a su paso, que te contagían su apatía, su poco entusiasmo por montarse sobre el asfalto. No queda más remedio que pensar en una rítmica canción y marca el paso propio, así uno termine chocando con la gente, eso es siempre mucho mejor que acompasar las pisadas al común denominador

No hay comentarios.: