martes, noviembre 09, 2010

Bitácora de vuelo

Cuando uno ve si existencia a más de 16 mil pies de altura las cosas sin lugar a dudas toman otra perspectiva.


He dejado en casa mi cama, mi hurona, mis libros, mi vieja computadora y tus cartas. No necesariamente en ese orden de importancia pero si son los elementos materiales que más me doleria perder. Lo demás es una vida de recuerdos intangibles que se cuelan en la maleta entre las bufandas, las chanclas de baño y la crema para depilar. Creo que ellos son los primero que se meten sin pedir permiso.

El enano me preguntaba, mientras veíamos montones de historias ir de una lado a otro. despegar y aterrizar aviones- qué es lo que yo queria ser de grande. No pude decirle que para algunos yo ya era grande.

Eso me tiene dando vueltas a la cabeza, más tomando en cuenta mi reciente crisis de los 25 y me di cuenta que si todo lo que he hecho me ha llevado hasta el lugar donde me encuentro ahora, no lo he hecho taaaaan mal. Podría estar peor, pero esa es una posibilidad siempre presente.

También me dijo que no debía preocuparme por morir por que mientras el viviera siempre siempre me iba a recordar y así siempre iba a vivir en él. A eso es lo que yo realmente aspiro, no prentedo legados en libros de Historia, ni estatuas, ni grandes monumentos, aspiro que cuando Solís tenga nietos se acuerde que tenía prima. Al final los reconocimientos de extraños tienen valor lo justito, pero los que te dan las personas que te conocen en todas las circunstancias posibles - y no todas muy buenas que digamos- y te siguen recordando por que vales la pena recordar, eso si que tiene valor.

Quizá se pueda considerar algo mediocre para quien tiene infulas de grandeza, pero mi abuelo lleva 21 años de muerto y todos los días se menciona en mi casa y en casa de todos sus hijos y sobrinos, por que dejo tanto que sencillamente esta presente para todos. Eso es un verdadero legado digno de admirar.

Cuantos personajes famosos actualmente murieron en el olvido, la miseria y sin mayor reconocimiento, sin menoscabar su importancia creo que hubieran preferido que en vida tener quien los recordara y se preocupara por ellos.

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