Hay quien esta dispuesto a mentir, a engañar, a soportar desprecios, malos tratos, insultos, a pasar por encima de quien haga falta, a conformarse, a empeñar la vida. Y quizá eso no estaría mal si valiera la pena por lo que se lucha. En este caso específico no me refiero a ideales etéreos o por lo menos no intangibles, sino a depositarios de afectos enfermizos, incluso de tintes obsesivos.
Cuando se es niño todos pasamos por la fase de los posesivos y muy particular en el MIO, algunos lo superan antes que otros. A veces se necesitan métodos drásticos para que los niños entiendan que existe el TUYO, el SUYO y uno muy importante que es el NUESTRO, pero hay quien sencillamente es incapaz de comprender que no todo lo que nuestras manos tocan se convierte pasa a engrosar lista de propiedades que tenemos. En particular cuando hablamos de personas.
Es como un cepillo de dientes, es personal e intransferible por una cuestión de higiene, eso no implica que no lo puedan usar más de una persona, físicamente es posible, no debería ser, no es correcto, pero puede ser posible pero al final el destino del cepillo esta controlado por un agente externo que decide a donde va a parar. Con las personas pasa lo mismo, hay cariños personales e intransferibles que por cuestiones ajenas a nuestro entendimiento no se pueden cambiar y que a nadie más se puede dar, se pueden dar otros tipos de afecto, se puede estimar a alguien de otra forma pero jamas en contra de la voluntad por mucho se haga o se esfuerce