domingo, junio 14, 2009

Antepenúltimas voluntades

Estudié historia por mi gusto por la lectura, y por justificar mis elevados gastos en las librerias.
Encontré en esta carrera una vocación y una elección de vida (aunque a veces creo que mi prentención es mucha y es realmente ella la que me eligió y yo me ufano de que la decisión fue mia). Mi vida como aportación histórica solo dejan testimonio de vivir en una familia en esta época atípica.
Mis padres, casados en primeras nupcias y con una historia de 27 años detras de ellos, amenanzan con mantener su promesa de solo separarse por la muerte, en mundo donde cada día es menos cumplida. Aun más raro, se llevan bien.
Tengo una típica relación con mi hermano (como perros y gatos), aunque en el fondo él solo busca cuidarme y yo, lo quiero muuuuuuy a mi modo (el cual no es fácil).
Siguiendo la tradición familiar, tengo un hijo postizo al cual enseño a manejar con sus escasos 6 años, que me adora, la mayoría de las veces sin motivo aparente. Un sobrino que seguro me necesitara para refugiarse de su padre y una ahijada que huye cada vez que me ve.
Un par de tíos que me han hecho su consentida y que cada semana me matan de risa en las mañanas; unos primos con los cuales comparti infancia y después a sus amigos.
Unos abuelos fuera de serie, el materno decidió no casarse cuando quedo viudo siendo lo más común y justificable con su edad por que no quería dar una madrastra a sus hijos; otro que se crío en el campo, y me inculco el amor a la patria, independientemente de política o la nación. Una abuela de la cual suelo ser viva imagen y otra que no conocí.
Con todo esto ajeno a mi, hice un pasado, con buenas y malas decisiones, con remordimientos (muy a mi pensar, unos cuantos) pero con aciertos. Entre mis elecciones están mis amigos, algunos desde siempre, otros de adquisición más recientes y una par indispensables.
Encontré varios hombres en mi vida y recibí cariño, pero solo una vez he querido tanto a alguien como para pensar como llamaríamos a esa hipotética hija.
Así que solo puedo dejar los ratos compartido, las risas, los llantos, los gritos y mis deseos. No puedo pedir sean inolvidables, pero si que haya alguno memorable, de preferencia bueno.

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