Yo siempre he confiado en la bondad de los desconocidos... Es una frase célebre de "un tranvía llamado deseo",pero que a menudo utiliza.
Pues todo apuntaba a que el día pasaría sin mayor pena, ni gloria, fueron por comida, pasaron por unas películas, un lambrusco y cerveza.Todo para pasarlo frente al televisor juntas y sin nada mejor que hacer.
Se quedaron dormidas después de comer, a mitad de la primera película y después de la segunda cerveza. Lós otros dos filmes lograron mantener mejor su atención y evitaron que calleran en lso brazos de morfeo.
Llegó la hora de partir y cual fue su sorpresa cuando se dió cuenta tenía una llanta ponchada, gracias a eso conocimos a un ingeniebro eléctricista que creía todo se arreglaba a golpes, una várita mágica que lo mismo servía para hacer palanca que para defenderse.
Total que al final terminamos encontrando con quien abrir el vino y una fiesta en quien sabe donde,de quien sabe quien pero que prometía ponerse buena
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