Con las estaciones del año sus horarios cambian, inevitablemente. Así como de costumbre le vuelve el insomnio y con él el pasado. Cuenta uno a uno los cielos estrellados en los que tantas veces se ha perdido, los cambios de la luna y las botellas de vino que haciendose compañia ha bebido.
Pero lo que más recuerda es el placer del dulce sueño, hacerse bolita en la cama para negarse a despertar y así continuar con el sueño. Que a veces con este insomnio también lo invade la realidad poco grata, fría y un tanto oscura en la que esta cansada de pensar
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