El tiempo pasa lento sin sol, uno no sabe en que momento terminó la mañana, o cuanto falta para que caíga la noche. No es un frío extremo, pero por estas latitudes no estamos acostumbrados a tan bajas temperaturas.
Somo un pueblo de doble sombra, que no en valde era considerado, allá por el siglo XVI, como el paraíso, entre otras cosas por el clima. Quiza sea el frente frío producto del cambio climático o solo la premonitoria llegada del invierno, pero no hay mejor excusa para quedarse en cama tapada hasta las narices, con un buen termo de ponche, con mucha canela y viendo triste películas románticas.
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