sábado, diciembre 05, 2009

uno malo, uno bueno.

Alguna vez mientras leía la trílogía de "materia oscura" me pregunto un chico si me gustaba y le conteste que si, pero me perdia un poco entre quienes eran los buenos y quienes los malos. Él me contesto que quizá no hubiera buenos o malos.
Muy seguido olvidamos que existe un centro o una larga serie de tonalidades de grises - aunque mi preferido sea el Oxford- entre el negro y el blanco. Y es que cuando me plantó frente a un personaje de novela me gustan esos seres que encarnan todo los ideales, aún cuando en la vida real mi madre asegure que a mi los chicos buenos no me gusta. Pero me son inolvidables los personajes humanos, esos que tienen defectos, que caen de rodillas y se niegan a levantarse, por al igual que uno se encuentrar cansados y hartos de ir contracorriente, sin embargo no pueden escapar de su "naturaleza" y terminan avanzando aunque les sangren las rodillas.
Una de las primeras cosas que me quedo muy clara cuando empecé a estudiar historia es que todo personaje, por muy mitificado que este, es sencillamente un hombre. Cuyos actos contienen de manera intrínseca aciertos y errores, que no tenía que ser su juez o verdugo, sino su silente escucha y no formular juicios de valor que en la mayoría de los casos eran anacrónicos.
En otra ocasión platicando con un amigo me decía que yo siempre decia algo bueno y después algo malo, que hacía el comentario perfecto, para arruinarlo con el segundo, para volver a rescatarlo con el tercero y así jugaba sucesivamente. Quizá solo es que tengo la lengua demaciado afilada y cuando se me escapa sin querer el veneno procuro reparar mis actos o solo estoy versada inconcientemente a jugar entre la línea de lo "bueno y lo malo", por que como dice la canción, mezclado en regular se convierte.
Lo bueno y malo termina siendo tan relativo que uno se pierde buscando estandarizar su aplicación hacía las cosas, por que hay opiniones tan variadas como granos de arena en el mar y aunque algunas en la generalidad se toquen, en la particularidad se hacen perpendiculares unas con otras.
Y en así que en esta mezcla de bueno y malo se encuentran joyas como mi adorado capitán Alatriste, un espadachin a sueldo que carga en su conciencia no pocas vidas, pero que vive la vida lo mejor puede. Un ser que no puede ser bueno, pero que en definitiva no es malo. O una Eponine que manda al frente de las trincheras a Marius, pero ante su error lo salva, dando su vida a cambio. No era buena, pero sus acciones nos hablan de una ser que no era toda maldad. Solo de una serie de circunstancias, que a veces si tenemos paciencia se nos explican con los paso del tiempo, que nos muestran lo corruptible de nuestra naturaleza.Pero como en el arte, son esos pequeños detalles lo que nos hace de un valor invaluable

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