No me gusta el vino tinto. Ni el vino blanco con el salmón.
No soporto leer un libro entero, ni los guardo hasta debajo de la cama.
Prefiero los días soleados, no tolero caminar bajo la lluvia.
He tirado todas mis plumas bonitas y mis cuadernos de notas y he comprado plumas bici y libretas sin chiste.
Guardo pésimos recuerdos de mi infancia y detesto la ciudad.
Los automóviles me parecen cacharros insufribles, infernales y solo pensar el manejarlos me da pereza mental.
Por supuesto que estoy sobria y sin ápice de residuos de alcohol en las venas.
Detesto bailar y los zapatos de tacón de aguja
Lo más importante es que ya no me acuerdo de ti, ya no te apareces traicioneramente por la espalda reflejado en cualquier lugar, cuando bajo la guardia. No recuerdo tu nombre, ni tus distintos tipos de sonrisa y miradas. Ya no sueño contigo.
Inocente palomilla que te dejaste engañar en este día de los inocentes, que en nadie debes confiar
Describirme siempre me ha sido complicado, por que nunca encuentro algo que realmente me defina, tal vez la luna, que es inconstante y noche a noche cambia, pero perene y aunque a veces no se pueda ver siempre esta ahi.
lunes, diciembre 28, 2009
miércoles, diciembre 23, 2009
sábado, diciembre 05, 2009
uno malo, uno bueno.
Alguna vez mientras leía la trílogía de "materia oscura" me pregunto un chico si me gustaba y le conteste que si, pero me perdia un poco entre quienes eran los buenos y quienes los malos. Él me contesto que quizá no hubiera buenos o malos.
Muy seguido olvidamos que existe un centro o una larga serie de tonalidades de grises - aunque mi preferido sea el Oxford- entre el negro y el blanco. Y es que cuando me plantó frente a un personaje de novela me gustan esos seres que encarnan todo los ideales, aún cuando en la vida real mi madre asegure que a mi los chicos buenos no me gusta. Pero me son inolvidables los personajes humanos, esos que tienen defectos, que caen de rodillas y se niegan a levantarse, por al igual que uno se encuentrar cansados y hartos de ir contracorriente, sin embargo no pueden escapar de su "naturaleza" y terminan avanzando aunque les sangren las rodillas.
Una de las primeras cosas que me quedo muy clara cuando empecé a estudiar historia es que todo personaje, por muy mitificado que este, es sencillamente un hombre. Cuyos actos contienen de manera intrínseca aciertos y errores, que no tenía que ser su juez o verdugo, sino su silente escucha y no formular juicios de valor que en la mayoría de los casos eran anacrónicos.
En otra ocasión platicando con un amigo me decía que yo siempre decia algo bueno y después algo malo, que hacía el comentario perfecto, para arruinarlo con el segundo, para volver a rescatarlo con el tercero y así jugaba sucesivamente. Quizá solo es que tengo la lengua demaciado afilada y cuando se me escapa sin querer el veneno procuro reparar mis actos o solo estoy versada inconcientemente a jugar entre la línea de lo "bueno y lo malo", por que como dice la canción, mezclado en regular se convierte.
Lo bueno y malo termina siendo tan relativo que uno se pierde buscando estandarizar su aplicación hacía las cosas, por que hay opiniones tan variadas como granos de arena en el mar y aunque algunas en la generalidad se toquen, en la particularidad se hacen perpendiculares unas con otras.
Y en así que en esta mezcla de bueno y malo se encuentran joyas como mi adorado capitán Alatriste, un espadachin a sueldo que carga en su conciencia no pocas vidas, pero que vive la vida lo mejor puede. Un ser que no puede ser bueno, pero que en definitiva no es malo. O una Eponine que manda al frente de las trincheras a Marius, pero ante su error lo salva, dando su vida a cambio. No era buena, pero sus acciones nos hablan de una ser que no era toda maldad. Solo de una serie de circunstancias, que a veces si tenemos paciencia se nos explican con los paso del tiempo, que nos muestran lo corruptible de nuestra naturaleza.Pero como en el arte, son esos pequeños detalles lo que nos hace de un valor invaluable
Muy seguido olvidamos que existe un centro o una larga serie de tonalidades de grises - aunque mi preferido sea el Oxford- entre el negro y el blanco. Y es que cuando me plantó frente a un personaje de novela me gustan esos seres que encarnan todo los ideales, aún cuando en la vida real mi madre asegure que a mi los chicos buenos no me gusta. Pero me son inolvidables los personajes humanos, esos que tienen defectos, que caen de rodillas y se niegan a levantarse, por al igual que uno se encuentrar cansados y hartos de ir contracorriente, sin embargo no pueden escapar de su "naturaleza" y terminan avanzando aunque les sangren las rodillas.
Una de las primeras cosas que me quedo muy clara cuando empecé a estudiar historia es que todo personaje, por muy mitificado que este, es sencillamente un hombre. Cuyos actos contienen de manera intrínseca aciertos y errores, que no tenía que ser su juez o verdugo, sino su silente escucha y no formular juicios de valor que en la mayoría de los casos eran anacrónicos.
En otra ocasión platicando con un amigo me decía que yo siempre decia algo bueno y después algo malo, que hacía el comentario perfecto, para arruinarlo con el segundo, para volver a rescatarlo con el tercero y así jugaba sucesivamente. Quizá solo es que tengo la lengua demaciado afilada y cuando se me escapa sin querer el veneno procuro reparar mis actos o solo estoy versada inconcientemente a jugar entre la línea de lo "bueno y lo malo", por que como dice la canción, mezclado en regular se convierte.
Lo bueno y malo termina siendo tan relativo que uno se pierde buscando estandarizar su aplicación hacía las cosas, por que hay opiniones tan variadas como granos de arena en el mar y aunque algunas en la generalidad se toquen, en la particularidad se hacen perpendiculares unas con otras.
Y en así que en esta mezcla de bueno y malo se encuentran joyas como mi adorado capitán Alatriste, un espadachin a sueldo que carga en su conciencia no pocas vidas, pero que vive la vida lo mejor puede. Un ser que no puede ser bueno, pero que en definitiva no es malo. O una Eponine que manda al frente de las trincheras a Marius, pero ante su error lo salva, dando su vida a cambio. No era buena, pero sus acciones nos hablan de una ser que no era toda maldad. Solo de una serie de circunstancias, que a veces si tenemos paciencia se nos explican con los paso del tiempo, que nos muestran lo corruptible de nuestra naturaleza.Pero como en el arte, son esos pequeños detalles lo que nos hace de un valor invaluable
jueves, diciembre 03, 2009
Enamorados
Hoy me he topado con que aún hay esperanza para el mundo, pero a la par he visto correr a uno de los jinetes del apocalipsis.
Mi dra. Glamour esta enamorada, yo que creí que no me bastaria la vida para ver ese hecho, que como el paso de Venus, ocurría una vez en la vida y ya me lo había perdido. Pero tal parece que como el paso del Venus pasa cada cien años, a los ocho otras y de nuevo cada cien.
Será entonces que este es el de los ocho años después y ojala que dure lo suficiente que compense los otros cien.
Y por otro lado el Macho tiene "novia" o lo que para él es lo mismo: tirana sexual. Eso es una clara prueba de que el apocalipsis esta a la vuelta de la esquina.
Mi dra. Glamour esta enamorada, yo que creí que no me bastaria la vida para ver ese hecho, que como el paso de Venus, ocurría una vez en la vida y ya me lo había perdido. Pero tal parece que como el paso del Venus pasa cada cien años, a los ocho otras y de nuevo cada cien.
Será entonces que este es el de los ocho años después y ojala que dure lo suficiente que compense los otros cien.
Y por otro lado el Macho tiene "novia" o lo que para él es lo mismo: tirana sexual. Eso es una clara prueba de que el apocalipsis esta a la vuelta de la esquina.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)