Una de las cosas que solo se aprenden con los años, y hay a quien nos cuesta mucho trabajo, es aprender a darle la justa medida a los problemas ajenos para que no nos afecten o nos importen en verdadera relación con nosotros mismos. Es decir, en ocaciones vamos por la vida apropiandonos de los problemas de los demás, en los que ni siquiera podemos ayudar y permitimos que eso afecte nuestro rendimiento diario.
Puede parecer frío, pero cada quien su costal y cada uno sabes si las piedras que le ponemos nos corresponden o no
1 comentario:
Querida pensadora,
Con todo respeto, lo único que tengo que decir sobre tu reflexión es que ha sido una de las cosas más egoístas que he leído. Hasta una mascota representa una piedra en el costal que tú señalas.
Espero que no estés sola, porque si es así, es porque no has sabido valorar a las personas que realmente te quieren, las cuales has hecho a un lado por ver así las cosas; y no hablo de familia, sino de la pareja y de las amistades, las piedras de las personas que no has dado la oportunidad de portar en tu saco, ya que el amor de familia es obtenido de manera automática y tú decides mantenerlo o desecharlo.
Yo prefiero un costal lleno y sentir que el peso de esas piedras que cargo son un gran apoyo, en lugar de ir muy liviano por la vida y pasar desapercibido... sin dejar huella en nadie.
Creo que tu sensibilidad es más grande que la frialdad mostrada con este tipo de comentarios, usada sólo como defensa. Al fin y al cabo, es tu forma de pensar y es muy respetable, pero recuerda que en nuestras manos está el poder estar rodeado de personas con las cuales el apoyo es mutuo.
Valora a las personas que has lastimado negádoles cargar su piedra en tu saco y que regresan para volvértela a ofrecer, que ellos ya llevan la tuya en sus sacos.
Te ofrezco una disculpa.
Publicar un comentario