viernes, diciembre 21, 2007

Coincidencias

Hoy, justo minutos antes de ir rumbo al trabajo, vos preguntaste por las frases del interlineado de nuestra conversación.
Con el animo un tanto caído, la decepción a cuestas y las fechas decembrinas inundandolo me presente en mi "espacio formador de carácter"(mejor conocido como trabajo) para otro día más, tomando en cuanta que era el último antes de las muy anheladas vacaciones. Pensaba en mi, para no perder la costumbre, cuando aparecio en el umbral una chica, bien parecida, rubia, pidió un capuccino y se sento muy cerca de la barra. Concentrada en mis cabilaciones matutinas una vez cumplidas mis obligaciones me abstraje a un paralelo alterno, cual va siendo mi sorpresa al aterrizar de nuevo en este, al ver un par de sentidas lágrimas rodar por sus mejillas. No era un llanto abierto, un tanto hipócrita y teatrero, era un llanto interno, esos que simplemente te llegan en el lugar, sin esperarlo y que en lo persona duelen más. Es la acumulación de tantas cosas, que en olla de presión se niegan a escapar y solo cual valvula de escape se disfrazan en un par de tímidas lágrimas.
Veintemil historias se me agolparon en la mente, para justificar su llanto, y al final sin darme por vencida, solo decidí que ella también estaba decepcionada, tal vez de un hombre, tal vez de alguien cercano, tal vez de la distancia, tal vez de lo infranqueable y limitado del hombre, tal vez de la vida o peor aun, de si misma.
Al irse la despedí con una torpe sonrisa, que para mi encerraba un tanto de complicidad, por que por un instante quise estar en su lugar, por fin dejar salir ese par de lágrimas y aliviarme por un momento, pero el pudor y el sentido de responsabilidad de saber que no era el lugar ni la hora pudieron más. Eso solo significa que el límite no ha llegado y eso más que otras cosas suele asustar

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