Después de unos meses de lo más caóticos, por fin hoy he logrado irme a sentar a la terraza de un café a ver la lluvia caer. Así, simple, sencilla y por el llano gusto de hacerlo.
Me gusta el olor de la tierra mojada, no es un gusto particularmente raro, me gusta la melodia que se forma de violento choque del agua con suelo y sobre todo me agrada la cantidad de evocaciones que trae a mi mente un panorama lluvioso.
Una de las cosas que recorde es cuando jugaba los lunes con mis barbies, en la cochera de mi casa. No jugaba otro día por que los demás dias después de la escuela entrenaba y después llegaba a hacer la tarea. Mis muñecas nunca tuvieron nombre fijo, siempre variaban, según la situación o la historia. El viernes, en mi afán de ir diciendo adios a los lastres del pasado, decidí sacar lo que quedaba de mis juguetes con el fin de regalarlos. Creí que sería más difícil, incluso que me dolería deshacerme de muchas cosas, pero no. Fue incluso más fácil de lo que creía, muchas cosas realmente eran de gran valor sentimental, sin embargo me di cuenta que no las necesitaba para evocar esos momentos.
Desde un principio tenía claro que mis Polly Pockets no se iría, son demasiado lindas. Llegadas a las barbies, en teoría se irían muchas, pero al final solo se fueron dos tercios. Me quede con una muñeca que siempre me ha gustado y regale mis traste de cocina, incluyendo mi juego de porcelana de te. Los peluches que me regalo mi papi y mi hermano se quedaron y muchos más se fueron, incluidos los que me gane hace años en Las Vegas.
Un día de estos tendre que hacer algo muy parecido con mis libros, pero eso sera infinitamente más difícil, ya que ellos forman aún parte de mi vida cotidiana. Tengo claro que me llevare mi biblia de bolsillo: nada te turbe, Charlie y la fabrica de chocolates es un clásico que debe ir, travesuras de niña mala, no puede faltar, Perdona si te llamo amor, de mi nuevo autor preferido de novelitas rosas y Todo Mafalda, aunque este último yo creo que no me lo van a dejar llevar. A considerar esta El último Lord y Como agua para chocolate. Muchas se las dejare a su legitimo dueño, mi papi, pues él fue quien las pago (además de que es plan con maña, por que así las recobrare), otras las dejare en custodía de mi tillo, tillo. Pero en definitiva habra muchos de lo que me tendre que deshacer.
Hoy dije adios a otro pedacito de mi.